domingo, 16 de diciembre de 2007

"Me gusta muchísimo trabajar cómodo"

Pablo Saubidet, gerente general de IPLAN, habla de sus comienzos y de la importancia de los Recursos Humanos

A veces la teoría que se estudia en la Facultad puede interesar e incluso apasionar al estudiante. Pero a veces los problemas de la vida profesional, el ambiente laboral e incluso la tarea en sí misma no completan las expectativas o necesidades de la persona. Es lo que vivió Pablo Saubidet, hoy gerente general de IPLAN, que luego de varias experiencias laborales logró aunar su trabajo con sus intereses personales.

Saubidet pasó por diferentes empresas dedicadas al negocio de la televisión y las comunicaciones. En 1999, junto a George Stewart y Daniel Nofal, fundó IPLAN, empresa que brinda servicios de telefonía, Internet, transmisión de datos y servicios de valor agregado. La compañía fue distinguida en los últimos cuatro años como uno de las mejores para trabajar en la Argentina. En la actualidad tiene 450 empleados en sus tres sedes: Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
Cuando se le comentó a Saubidet la idea de la entrevista apuntó: "Yo soy el responsable de los Recursos Humanos por vocación". Durante la conversación no faltaron las metáforas futbolísticas y las anécdotas para explicar la concepción que la empresa tiene sobre diferentes temas.

-¿Cómo se produce el paso de abogado a gerente?
-Trabajé tres años en un estudio y me di cuenta de que no era lo que más me gustaba. Un amigo me insistía para que fuera a trabajar con él y me ayudó a tomar una decisión de la cual me siento orgulloso. Esto implicó salir de la zona de confort, porque estaba haciendo una muy buena carrera como abogado. Pasé de trabajar del mundo formal de la abogacía, más en el estudio donde yo trabajaba, al mundo superinformal de la televisión.

-La creación de Fibertel, ¿surge como iniciativa suya?
-En ese momento CableVisión tenía como accionista a una empresa muy grande de cable norteamericana. Junto con aquellos que luego serían mis socios en IPLAN empujamos mucho desde acá para que se concretara. No fue fácil. Un día estábamos hablando por teléfono con accionistas de Estados Unidos que nos decían que teníamos que considerar el lanzamiento del acceso a Internet de ancho de banda, y hacía tres meses que teníamos el servicio funcionando con clientes reales. En esa época aprendí que, en general, en el trabajo más vale pedir perdón que permiso.
-¿Cómo se fundó IPLAN?
-Ingresa Telefónica a CableVisión y la estrategia de los nuevos accionistas no concordaba con el proyecto de rápido crecimiento y desarrollo de telefonía que teníamos para Fibertel. Con lo cual las agendas empezaron a no estar alineadas. Además, en 1999 los mercados financieros estaban muy proclives a invertir en mercados como la Argentina, y en especial en telecomunicaciones. Se produjo también la desregulación de las telecomunicaciones en este país. Se dieron todas las condiciones para que lográramos armar nuestro plan de negocios, presentarlo a los inversores y una vez obtenida la financiación lanzar la empresa.
-Fueron ciclos cortos de trabajo, ¿qué balance realiza de esto?
-Siempre estuve tres años en mis trabajos anteriores, hasta que empecé con IPLAN. Creo que es un plazo adecuado para darse cuenta si uno trabaja en el contexto acorde con sus necesidades. Hay gente que privilegia lo económico, otros el desarrollo de carrera o el ambiente de trabajo, y cada una de esas personas pondera diferente cada variable a lo largo del tiempo. En mi caso siempre cambié motorizado por la intención de estar en un lugar afín con lo que quería sin priorizar el factor económico. En mi carrera el dinero siempre fue una consecuencia y no una causa. Soy bastante buen gerente para ser emprendedor.
-¿Por qué?
-El emprendedor es una persona que es capaz de recorrer caminos desconocidos, con mayores riesgos, y de abrirse un sendero en una selva desconocida. El gerente es el que una vez abierto el sendero tiene que tener mayor capacidad para administrarlo. Emprendedor se nace y no se hace. No estoy valorando uno sobre el otro, cada perfil tiene sus virtudes y sus defectos. El administrador tiene más capacidad de trabajar en el largo plazo y el emprendedor es más a corto plazo.
-¿Otro rasgo?
-Me gusta muchísimo trabajar cómodo y que la gente que trabaja conmigo también esté cómoda. No es casualidad que por cuarto año IPLAN sea considerado como uno de los mejores lugares para trabajar de nuestro país.
-¿Cuál fue su idea original sobre los Recursos Humanos?
-La misma que ahora. Siempre pienso en lo más profundo, de lo general a lo particular. Cuando tenés una filosofía o serie de valores que apuntan a generar un contexto de trabajo tan especial, lo demás viene solo. Primero está el valor, después la estrategia, y luego la implementación de la estrategia. Pero todo tiene que estar alineado. Todos los programas y beneficios que tenemos, como el teletrabajo, reflejan la utopía que teníamos al principio.
-¿Cuál era?
-Que éste fuera el mejor lugar para trabajar. Estaba en nuestro espíritu, pero además de donde veníamos nos permitió saber qué era lo que queríamos y lo que no queríamos.

-¿Por qué hoy se le da tanto valor a brindar beneficios?
-Me hago la pregunta al revés, porque no se lo hace desde siempre, y por qué las empresas no cumplen con lo que generalmente pregonan en cuanto a privilegiar el capital humano. Es muy raro escuchar a alguien que hable de aprovecharse del empleado. Pero hay una distorsión enorme entre el discurso y los hechos. Siempre pensé que en la cancha era posible ganar jugando lindo. El éxito de nuestra empresa se debe a como ha respondido la gente al estímulo de trabajo.
–Para todo lo que es la flexibilidad, como el programa Quedate de ustedes, hay que creer en la gente
–El teletrabajo es la manifestación de algo que es previo que es la confianza. Esa confianza se refleja en distintas formas, por ejemplo en el teletrabajo, en el hecho de no tener que marcar tarjeta, en que nadie esté permanentemente controlando qué hacés y qué no hacés. También para que alguien genere confianza es imprescindible que si te equivocás no te maten, porque sino nunca más vas a confiar. En esta empresa se ha liberado un montón de energía a partir de saber que nadie te va a clavar un puñal por la espalda.
–¿Qué competencias hay que tener para trabajar en IPLAN?
–Una de mis responsabilidades principales cuando arrancamos fue el reclutamiento de la gente que nos iba a acompañar en la dirección de la empresa. Nosotros valoramos la calidad humana y su capacidad de trabajo en grupo, además de la calificación profesional. La individualidad se potencia en el trabajo grupal. Esto no es fácil llevarlo a la cancha porque hay que administrar muy bien el ego.
–¿Cómo es esto?
­–Es uno más uno tres. Cinco personas trabajando adecuadamente en grupo rinden mucho más que la suma de cada una de esas individualidades. Para que esto suceda esta persona tiene que estar cómoda trabajando para poder ejercer su individualidad en un contexto grupal. Y parte esencial de ese adecuado ambiente de trabajo pasa por asignarle una gran dosis de poder de decisión.
–¿Cómo se arma un buen grupo de trabajo?
-La empresa ha privilegiado siempre la búsqueda del consenso. Hay un grupo de nueve directores funcionales que trabajamos como grupo y logramos conformar un ambiente de relación que tiene la dinámica adecuada para buscar el consenso y no morir en el intento. Somos un grupo absolutamente heterogéneo, desde todas las perspectivas, y esto en el contexto adecuado enriqueció muchísimo el proceso analítico y decisorio.
–Es mucho más difícil gerenciar un grupo heterogéneo
-Sí, esa ha sido mi labor esencial. Todos entendimos que lo grupal implica ceder. Los tres fundadores fuimos los primeros que cedimos. Fue la decisión más inteligente que tomamos. Es como un equipo de fútbol, cada uno de sus integrantes tiene que jugar en la posición adecuada. No es habitual que un grupo de dirección esté intacto después de 8 años, creo que Les Luthiers y algún otro más.
–¿Cómo balancea el tiempo libre y su trabajo?
-Ese es uno de los valores básicos de la empresa. Cuando trabajaba de abogado y me iba a las 8 de la noche me preguntaban si estaba trabajando part time. Creo que hemos podido lograr bastante esta mezcla entre lo personal y lo laboral. Mi oficina tiene muchas cosas que tienen que ver con mi historia, de los 5 almuerzos de la semana típicamente cuatro son con mi mujer o con mis amigos. Esto fluye a lo largo de la organización. Una vez alguien dijo que el que trabaja de lo que le gusta no trabaja más, por eso tratamos de sacarle a la palabra trabajo la connotación negativa que puede tener.
Hoja de vida
PABLO SAUBIDET tiene 43 años, nació en Buenos Aires. Esta casado con Sibila. Tiene una hija, Azul, de 13 años, de su primer matrimonio, y dos hijos, Manuel, de 9, y Lucio, de 3, con su actual esposa. Estudió en el Liceo Francés. Es abogado y egresó de la Universidad de Buenos Aires. Sus deportes preferidos son el fútbol –es hincha de Boca– y el tenis, aunque ahora se dedica a la natación y al yoga. Le encanta viajar. “Soy de esos que disfrutan mucho preparando el viaje, durante el viaje y después del viaje. Con mis amigos del colegio viajamos cada dos años y soy el organizador. Hemos ido, entre otros lugares, a Marruecos y Alemania.” Otra de sus pasiones es la comida y confiesa que le dedica bastante tiempo a conocer restaurantes. Al momento de elegir un libro, sin importar el género, se inclina por todo aquello que relate los momentos de la Argentina entre 1965 y 1976.

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