A los 6 años comenzó a estudiar violín por iniciativa paterna, pero abandonó. En la adolescencia lo apartaron del coro del Teatro Colón porque su voz cambió de registro. Tenaz, siguió participando en las óperas como figurante, es decir, sin cantar. Y en pararlelo tomaba clases de canto para perfeccionarse. Lo logró e ingresó como personal estable del Primer Coliseo. Hace una semana, salió 2º en un reconocido certamen internacional de canto en Alemania.

Radó nació en el barrio de Almagro y desde muy chico estudia canto. Su padre, violinista del Teatro Colón, lo indujo al estudio de este instrumento. “A los seis años comencé a estudiar violín, y como no me gustaba, al poco tiempo dejé”, dijo el cantante lírico. En el ’97 ingresó en el Coro de Niños del Teatro Colón, pero a los 13 años el director debió apartarlo por el cambio en su registro de voz, algo que se produce inevitablemente en el ingreso a la adolescencia de todo hombre. Esto, lejos de convertirse en una limitación, le sirvió para tomar una gran decisión: seguir ligado a la música. Comenzó a trabajar, también en el Colón, como figurante, que es la persona que está en escena en las óperas pero no canta. Así, aprendió a mejorar su presencia en el escenario, además de convertirse en un medio económico. Finalmente, ingresó como personal estable del coro.
Como cantante lírico (tiene regitro de bajo), sus primeras clases fueron con el prestigioso bajo barítono Ricardo Yost. “Cuando terminé el colegio, pensé en vivir de esto, sobre todo cuando empecé a estudiar y Ricardo me motivó mucho. La guía de un buen maestro que no sobreexija al alumno con tareas que todavía no puede hacer es importante para la formación de un cantante lírico”, dice.
Destino. A fines de agosto de este año, el jurado del Neue Stimmen estuvo en la Argentina para tomar las pruebas, pero Radó se encontraba de gira en México con Turandot.
Esta distancia geográfica entre Radó y el jurado parecía insalvable pero, como si fuera azar, los encargados de la selección también tenían como destino el D.F. y así él pudo audicionar allí. De todos los aspirantes, solamente tres representantes de cada país son los que tienen la posibilidad de llegar a la etapa final. En la Argentina, la encargada de todo el proceso es Jutta de Ohlsson, del Teatro Colón. Fue precisamente ella quien preseleccionó a Radó y además la responsable de haber elegido a los dos anteriores ganadores argentinos.
La obtención de este premio le permite al joven aspirar con mejores armas a la tan ansiada proyección mundial en la lírica. Y algunas han comenzado a aparecer: recibió propuestas de las óperas de Frankfurt, Filadelfia, Amsterdam, Munich, París y Zurich. Si bien aseguró que “el Colón es la mejor escuela para un cantante lírico, esmuy difícil poder hacerla en Argentina. La verdadera carrera se hace en el exterior”.
Link Diario Perfil: http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0205/articulo.php?art=3842&ed=0205
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