
El director general de Deloitte habla sobre su experiencia laboral y personal
Carlos Haehnel comenzó su carrera profesional en un estudio local que, después de varias fusiones, se convirtió en la firma donde se desempeña.
Carlos Haehnel comenzó su carrera profesional en un estudio local que, después de varias fusiones, se convirtió en la firma donde se desempeña.
Actualmente lleva adelante la región denominada Latco (Organización de Países Latinoamericanos), de Deloitte, fundada por William Deloitte, empresa que ofrece servicios de auditoría, impuestos, finanzas corporativas, y servicios de consultoría económica, de estrategia y alineamiento corporativo, de logística, entre otros.
A mediados de este año, ocupará también la presidencia del board internacional de la firma. "El board representa a 150.000 empleados de los 150 países en los que se encuentra Deloitte. Más allá de mi persona, creo que es importante el lugar que va a tomar América latina con esta designación."
-Esta designación, ¿qué otras responsabilidades y obligaciones tiene?
-El board international es el que fija las grandes líneas estratégicas y políticas de la organización. Espero que pueda llevar desde el Cono Sur algunas ideas en este mundo tan cambiante. Hoy todo envejece muy rápido. Los cambios tecnológicos llevan a los más difíciles, que son los culturales
-¿La tecnología cambia la cultura?
-Hace 30 años no teníamos acceso tan rápido a la información de lo que ocurría en otras partes del mundo. La problemática de China, Japón o Corea era de los gobernantes de los países influyentes. Ahora es de la gente. Esto nos lleva a tener un cambio de mentalidad. Uno dice ¡me olvidé el celular! como si hubiera olvidado los documentos o saliera sin la ropa apropiada. Una vez que uno tiene la posibilidad del e-mail en el celular, trabaja mientras camina. Se va achicando el espacio de vida privada. La evolución es útil, pero tenemos que pensar cómo manejar esta situación, estas realidades.
-¿Cómo se logra el equilibrio entre el trabajo y la familia?
-Es muy difícil. Viajo entre 12 y 14 días por mes. Pero como en todos los aspectos de la vida, uno tiene que detenerse a reflexionar y pensar hasta qué punto es más útil enchufado a la tecnología 24 horas o nada más que 14 horas por día, con el tiempo que cada ser humano necesita para crecer en su intimidad. Es una cuestión mental. De esta manera uno rinde más en la actividad profesional.
-¿En qué consiste la tarea de un CEO?
-Orienta el camino y las fuerzas de la organización hacia un sentido o hacia otro. Si uno se equivoca no es un tema menor, porque pierde oportunidades o pierde posicionamiento en el mercado. Y algo peor todavía, genera una desmotivación fenomenal.
-¿Cómo es trabajar con 12 países?
-Si yo no logro ponerme en el lugar de los demás, tratar de entender, preguntar, aprender, escuchar, y luego tomar la mejor decisión basada en las características y particularidades de ese país, evidentemente no puedo conducirlos. Hay que saber escuchar, porque al final del día todos somos seres humanos y nos movilizamos por los sentimientos, nos duelen las mismas cosas y sufrimos por lo mismo. Lo que a mí me ha dado resultado es eso. Hay que escuchar y aprender. Yo, como CEO, no lo sé todo.
-¿Cuál es el rasgo del trabajador argentino?
-Es muy inteligente, muy flexible en el sentido de que puede entender los cambios rápidamente. Tiene la capacidad de entregar alta calidad durante mucho tiempo, hay una cultura interesante de trabajo.
-¿Cuál es el origen de estas capacidades?
-Yo creo que se debe un poco a la cultura de nuestro país. Desde la ley Sarmiento hasta acá hay un gran acceso a la educación. Este era el país ilustrado de América latina. Hay un nivel cultural familiar importante, que deberíamos seguir preservando. Personalmente, vengo de abuelos inmigrantes que trabajaron muchísimo para que su nieto fuera un profesional. Creo que esto hace la diferencia respecto de otras partes de América latina. Una diferencia en la que deberíamos pensar, y estar orgullosos. Por supuesto todo lo que es formación debería ser una política de Estado absolutamente indiscutible para cualquier partido político.
-¿Cómo estamos en educación? -Nunca deberíamos conformarnos con como estamos en materia educativa, tampoco en salud. Hace cinco años hemos tenido una de las peores crisis económicas y sociales del país. Hay una gran tarea por delante para realizar. Sin educación no hay bienestar, lo que puede haber es un subsidio que nos ayude a vivir según niveles mínimos.
-¿Qué competencias necesita un profesional para trabajar en Deloitte?
-Además del conocimiento técnico de un área, nuestra gente recibe un entrenamiento en los llamados soft skills, que tienen que ver con aquello que se vincula con el comportamiento humano, la construcción de equipos de trabajo, liderazgo. Porque ¿cuál es la materia prima de nuestra organización? Las personas. Hay algo que nos cuesta en la Argentina, y son justamente los equipos de trabajo. Hay un nivel de individualismo tan severo que hace que no seamos eficientes en el trabajo en común.
-¿Se veía en esta posición cuando era estudiante?
- No. Lo que quería era desarrollar mi carrera. No tenía ninguna pretensión, quería trabajar en el estudio. Hoy existe la famosa generación y, que piensa menos en el mediano y largo plazo. No digo que haya que pensar en el largo plazo excesivo, porque como decía Keynes, estamos todos muertos. Pero sí creo que hay que pensar en una posición a 5 años por lo menos. No se puede tener todo ya. Todo requiere de maduración. -Un consejo para armar el CV.
-Hay que poner la verdad. Por ejemplo, en el nivel de inglés. Si se pone avanzado, se supone que uno puede mantener una conversación fluida. Pero muchas veces no es así. El CV tiene que ser veraz, honesto, sencillo.
Hoja de vida
Carlos Haehnel tiene 58 años. Nació en Adrogué, provincia de Buenos Aires. Está casado con Silvia Bonazzi. Tiene cinco hijos, Fernando (33), Francisco (28), Agustín (26), Pablo (24) y María (21). Es contador público nacional, egresado de la Universidad de Buenos Aires. Realizó la carrera docente en la UBA y varios cursos de posgrado. Juega al paddle y le gusta andar en bicicleta. Sus hobbies : lo ayudan a encontrar el espacio de intimidad tan anhelado. Además, es fanático de la aviación, el motociclismo y el automovilismo. Tiene un BMW 383 modelo 83 con el que corrió en la Semana Internacional del Automóvil Sport y Classic, en Punta del Este.
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